Cuevas de los Tayos: el Oro de los Dioses en el subsuelo amazónico

Hace poco más de medio siglo, en momentos en que la mirada de la humanidad miraba al espacio y al aterrizaje del hombre en la luna, una pequeña notaría de Guayaquil se ocupaba de un asunto que apuntaba en sentido contrario, es decir, hacia el interior. de la tierra. Mientras Neil Armstrong caminaba por la superficie de nuestro satélite natural, un taciturno extranjero de Guayaquil había legalizado lo que quizás sea el documento más extraño y sorprendente jamás presentado a los notarios ecuatorianos. Por increíble que parezca, ambas historias se entrelazaron años después en las profundidades de la Amazonía ecuatoriana.