Devoción: la puesta de sol de los ídolos y el sendero Waldgänger

El mundo sin Dios vio el nacimiento del hombre. En el desolado campo de batalla el asombrado vencedor se puso de pie y en su rostro se imprimió una ingenua sonrisa triunfal: la guerra quizás estaba ganada, los odiados enemigos vencidos, el hombre podía por fin salir de su guarida y marchar sobre la tierra y otras criaturas. ¡Qué alegría para los pueblos, pero qué tragedia para el mundo! Hoy, en el "Muro del tiempo"Y todos encrucijada de la historia, habiendo roto el orden que hemos dado por sentado demasiado a la ligera, nos estamos preparando para construir nuevos paradigmas para el mundo venidero.