“Más allá de lo real”: por una metafísica de lo fantástico

La de la narración nació como una práctica profundamente sagrada: al narrar y narrar el mundo, el hombre lo recrea y lo restablece continuamente, pues “ya no vive en un universo puramente físico, sino en un universo simbólico. El lenguaje, el mito, el arte y la religión forman parte de este universo, son los hilos que conforman el tejido simbólico, la enmarañada telaraña de la experiencia humana”. La narración se convierte así pronto en la llave de las innumerables puertas del Misterio, de una relación entre dimensiones distintas pero auténticamente reales.