Una ciencia hecha jirones: supervivencia de las doctrinas del tiempo cíclico desde el Timeo hasta el Apocalipsis

di andrea casella
portada: William Blake, ilustración para la Divina Comedia de Dante Alighieri

En el primer artículo de este ciclo [cf. El tiempo cíclico y su significado mitológico: la precesión de los equinoccios y el tetramorfo], hemos dicho que, a intervalos regulares, debido a la precesión, se producen algunas alternancias de constelaciones en los cuatro puntos cardinales del año. Esta es la razón por la cual los textos sagrados hablan de ciertas "catástrofes" que determinan algún "sumergido" de una vieja "tierra" y el surgimiento de una nueva (al menos hasta cierto momento de la historia). Cada era del mundo tiene su "tierra", es decir, su plano eclíptico, delimitado por los equinoccios y solsticios, que emerge del "mar", es decir, del plano de demarcación del ecuador celeste. Cuando los puntos del año están determinados por otras constelaciones, una nueva "tierra" se eleva en el horizonte, mientras que la anterior se hunde bajo el nivel del mar.