El Dios Hipogeo y los ritos visionarios de Chavín de Huántar

En 2016 fuimos a visitar el sitio sagrado de Chavín de Huantar en Perú, el templo más importante de la civilización preincaica de los Chavín. En este reportaje analizamos los restos arqueológicos que han llegado hasta nosotros -empezando por el Lanzón, la Estela Raimondi y las características "cabezas de clavos"- y el culto visionario que tuvo lugar en los meandros subterráneos del templo.

di marco maculotti

Portada: foto de época, envío Tello 1919

En un artículo-reportaje publicado en el verano de 2021 en el registro núm. 1 de “Golem”, la publicación anual de los amigos de La Società dello Sulphur, describí el uso ritual del cactus psicotrópico comúnmente llamado San Pedro en el contexto tradicional del chamanismo andino y especialmente en el área de Huancabamba, en la región de Piura, al norte de Perú, cerca de la frontera con Ecuador. En esta meseta en la que se levanta la Laguna Negra, considerada sagrada por los indígenas y sobre todo por los curanderos lugareños que operan la curación chamánica de los visitantes con sus aguas, yo personalmente participé de una sesión ritual nocturna dirigida por Don Feliciano, uno de los chamanes más conocidos de la tradición chasquero, cuyo contacto había hecho en el camino hacia el Norte [ 1 ].

El uso de este cactus sacramental es muy antiguo en Perú, datando al menos de 2000 a. C.., como lo demuestran los restos de cactáceas encontrados en Las Aldas, y también fue conocido posteriormente por la aún poco conocida cultura Chavín, alguna vez gobernantes de casi la totalidad del actual Perú. Los sacerdotes de esta población, que precedieron en muchos siglos a los Incas, oficiaban el culto al dios-jaguar en la complejo de templos de Chavín de Huantar —situada más o menos en el centro del Perú, a unos 250 kilómetros al norte de Lima— que visité pocos días antes de emprender un viaje por la región de Piura en busca del sacramento vegetal y una curandero disponible para oficiar el rito según los dictados de la tradición. En cierto sentido estaba siguiendo los pasos del antropólogo Mario Polia, quien pasó años "en el campo" en los Andes y había narrado los rituales chamánicos en los que había participado en Huancabamba en su libro La sangre del cóndor, a medio camino entre ensayo etnográfico y diario de viaje, que había traído en mi maleta durante mi viaje a Perú en 2016 [ 2 ].

Camino a Huancabamba aproveché para visitar, a pocos kilómetros al oeste de Trujillo, los restos de Chan Chan, la ciudadela amurallada muy particular que, antes de la conquista Inca, dominaba la zona pantanosa circundante y constituía la capital del reino Chimù, una civilización principalmente costera derivada de la anterior de los Moche/Mochica; y, en el desierto costero cerca de Trujillo, cerca de la montaña de Cerro Blanco, el llamado Huacas del Sol, la Luna y el Brujao (“hechicero”), sitios sagrados pertenecientes precisamente a los Moche, quienes en ellos realizaban rituales religiosos e incluso sacrificios humanos, también atestiguados por los arqueólogos.

Sacrificios humanos también fueron atestiguados en un tercer sitio sagrado que visité en el camino a Huancabamba, a saber, el ya mencionado complejo de templos igualmente preincaicos, aunque aún más arcaicos que los pertenecientes a la Civilizaciones Moche y Chimú, de Chavín de Huántar, construido y utilizado por la civilización homónima Chavín, que dominó las tierras y sobre todo las costas peruanas durante un largo período de tiempo previo a la llegada de los Incas, período que los arqueólogos han identificado aproximadamente entre finales del II milenio antes de nuestra era y algunos siglos antes del año cero.


LA ESTELA DE RAIMONDI Y LA LANZON

El templo de Chavín de Huantar, aunque ya mencionado en las crónicas del siglo XVI de Pedro Cieza de León y luego, entre finales de siglo y las primeras décadas del siglo XVII, por Toribio de Mogrovejo y Antonio Vázquez de Espinosa, fue dado a conocer al mundo académico desde el italiano antonio ramondi, quien la exploró de arriba a abajo en 1873. Es a él a quien debemos el hallazgo de la famosa estela llamada precisamente Estela Raimondi que, visto desde una orientación, representa una deidad aterradora empuñando dos bastones o cetros con un elaborado tocado formado por serpientes y volutas. La misma imagen, si se invierte, parece completamente diferente: el tocado se convierte en una pila de rostros con colmillos y sonrientes, mientras que el rostro de la deidad se transforma en el hocico de un reptil, también sonriente. Incluso los dos cetros que sostiene la deidad aparecen como una fila de rostros.

Estela Raimondi; foto del autor.

Aún más central en la economía visual del culto ritual de Chavín es el llamado Lanzon, una escultura megalítica de cuatro metros y medio finamente esculpida ubicada originalmente en el sótano del templo, donde se desarrollaban las frenéticas fases de los rituales de iniciación culto al dios-jaguar. El monolito ya había sido atisbado por los primeros colonos españoles que, arrastrándose por el reducido espacio subterráneo donde se encontraba, sólo alcanzaban a ver su rostro con sus amenazadores colmillos y cabello serpentino, sorprendentemente similar a la de los míticos Gorgonas. El termino Lanzon viene del español'Lanza', en referencia a la forma característica de la escultura que se asemeja a una enorme punta de lanza realizada en diorita, un tipo de granito muy difícil de trabajar.

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En el sótano del templo, según la hipótesis de Tello, se hacía entrar al neófito en un estado alterado de conciencia y luego encauzaba sus pasos, a través de caminos laberínticos, hacia una pequeña plaza subterránea en la que destacaba la citada estela que, como todas las encontradas en el yacimiento, representa figuras divinas sólo parcialmente antropomórficas, caracterizadas por la presencia de largos colmillos puntiagudos, similares a los de los grandes felinos considerados sagrados a lo largo de la prehistoria. América colombina. Se supone que la estatua fue utilizada para celebrar sacrificios humanos. En la parte frontal del soporte que sostenía suspendido el monolito, se aprecian dos profundos surcos paralelos tallados en la roca que, según Tello, habrían tenido la función de hacer fluir la sangre de las víctimas inmoladas hasta una depresión circular en la forma de una pequeña palangana, situada sobre la cabeza del ídolo, y desde ésta por otros canales verticales hasta tocar sus fauces con colmillos.

Copia externa de la estela de Lanzon; al fondo se ven cuatro cabezas líticas asentadas originalmente en los muros exteriores del templo; foto del autor.

SAN PEDRO Y LOS RITUALES DE INCUBACIÓN

Otro bajorrelieve representa al operador chamánico, también representado con características felinas, mientras que en una mano sostiene el cactus sacramental y en la otra un puñal para cortarlo. El culto a Chavín, centrado en la adoración de un dios-felino y en la asunción de una sustancia psicotrópica de naturaleza vegetal, parece ser un doble perfecto del análogo descubierto en México, ubicable cronológicamente aproximadamente en la misma época en la esfera cultural Maya, donde los chamanes accedían al mundo invisible del dios-jaguar asumiendo su apariencia al ingerir un sacramento análogo, a saber, el hongo de psilocibina o el Peyote [ 3 ], otro tipo de cactus muy similar al San Pedro, cuyo uso está documentado desde el año 4000 a. C. y que, además, todavía hoy está muy extendido no solo entre los descendientes de los náhuatl y los indios de las llanuras como los navajos y los sioux, pero también más al norte, en determinados grupos tribales asentados en el actual Canadá como los Winnebago, los Deleware y los Kaioka. 

Sacerdote con colmillos de felino sosteniendo a modo de cetro el cacto sacramental de San Pedro; fotos en la web.

en subterráneo del complejo Chavín, gracias a un excepcional sistema de drenaje, durante la temporada de lluvias el agua corría por los canales creando un rugido, al punto que el templo parecía rugir como un jaguar: una situación perfecta para el ritos iniciáticos de incubación, que arcaicamente estaban difundidos no sólo en América y entre los llamados "primitivos", sino también en las sociedades avanzadas, sobre todo los griegos, quienes adscribían estos ritos subterráneos principalmente a losCama de culto apolíneo [ 4 ]. La efectos enteogénicos de San Pedro probablemente fueron amplificados por el juego de luces/sombras creado por el paso de las antorchas que sostenían los sacerdotes, presente en una de las representaciones más famosas del sitio, así como por la música, los cantos y la repetición de fórmulas rituales.

El Autor en el subsuelo del templo de Chavin de Huantar; septiembre 2016.

JAGUARES Y DRAGONES

El jaguar es recurrente en las representaciones típicas de Chavín de Huántar: se han recuperado muchas esculturas que muestran la transformación de una cabeza humana en la de un jaguar. No obstante, es necesario recordar cómo en el área mexicana ya se pueden encontrar representaciones de un mismo tipo de divinidad con características felinas varios siglos antes, entre los Olmecas, así como en la actual Colombia sobre las estelas megalíticas de civilizacion de san agustin, tan enigmático como el de Chavín, autor entre otras cosas de dólmenes únicos en todo el paisaje sudamericano. 

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Precisamente en lo que se refiere al aspecto megalítico y más en general arquitectónico, también se pueden añadir algunas notas sobre el conjunto del templo de Chavín de Huántar. Según los arqueólogos, se usó en un período entre aproximadamente 1100 a. C. y 500 a. C. Examinándolo con mis ojos, a primera vista me causó una extraña impresión, ya que la técnica de construcción difiere significativamente de la de los sitios megalíticos mucho más conocidos del Valle del Cuzco (Machu Picchu, Sacsayhuaman, Ollantaytambo, Pisaq, Q'enqo, Tambomachai, Puqara), que había recibido mi visión en las semanas anteriores.

Las terrazas y escalinatas de Chavin de Huantar hoy; foto del autor.

Aprovechamos para subrayar de paso que, en opinión del escritor, todos los sitios arriba enumerados deben considerarse mucho más longevos que el período histórico de los Incas, pues en las mismas crónicas españolas los indígenas, cuestionados al respecto. , atribuyó su erección a poblaciones mucho más antiguas, pertenecientes a ciclos de civilizaciones anteriores a aquella a la que pertenecieron los Incas y ellos mismos (los "Cuarto Sol"), probablemente en la Tercera si no en la Segunda [ 5 ].

Según la tradición andina, en estos tiempos protohistóricos el Perú estuvo habitado por los llamados Gentiles (“gentiles”), una denominación 'cristianizada' destinada a definir una tipología mítica de la humanidad antediluviana similar a los titanes y gigantes de las tradiciones mediterráneas, como estos últimos aniquilados por el dios supremo (en este caso, Viracocha) por su soberbia e impiedad. En este tema, la tradición del Mediterráneo arcaico y la que aún hoy se conoce en los Andes encuentran notables paralelismos [ 5 ] .

Los cimientos, columnas y dinteles del templo hoy; foto del autor.

Y las similitudes arquitectónicas y constructivas también son impresionantes, pues el sitio de Chavín de Huántar, tan diferente a los del sur del Valle del Cuzco, recuerda de manera singular algunos sitios protohistóricos de Grecia, como el igualmente enigmático Drakospito ("Casas de dragones") de la isla de Eubea (Èvia), que se remontan a un período comprendido entre el 1200 y el 600 aC: aproximadamente, por tanto, al mismo período que se atribuye a la cultura Chavín en el otro lado del mundo. A su vez, ambos tienen similitudes no despreciables con numerosos fuertes prehistóricos desenterrados en Escandinavia, Irlanda y los archipiélagos al norte de Escocia, que se remontan a la Edad del Hierro, la Edad del Bronce o incluso, en algunos casos, al Neolítico. El templo fue construido con granito blanco y piedra caliza negra, ninguno de los cuales se encuentra en las proximidades del sitio.

Se observará, de paso, que incluso las tradiciones celta-gaélicas por un lado y las germano-escandinavas por otro transmitieron creencias muy similares respecto a las titánicas humanidades pasadas y sus legados arquitectónicos: los campesinos andinos que consideraron estos luoghi huaca [ 7 ], también ellos las consideraban imbuidas de una intensa pero peligrosa energía sacra, íntimamente ligada a una caracterización mítica de estas protohumanidades de idéntico signo a lo acordado por la tradición peruana, así como por la mediterránea.

Fachada principal del templo de Chaví de Huantar; foto del autor.

LAS “CABEZAS DE CLAVO” DEL CHAVÍN

Algunos arqueólogos han centrado su atención en peculiares cabezas líticas surgidas en gran número de las excavaciones del sitio de Chavín de Huántar, algunos de los cuales aún hoy se encuentran sentados en los muros exteriores mientras que otros se pueden visitar en el museo local, enfatizando sus rasgos bizarros y supuestas deformidades, lo que a su juicio los convertiría en representaciones del linaje antediluviano "degenerado" que según el mito andino fue convertido en piedra por fuego celestial enviado por Viracocha. Ejemplos escultóricos muy similares también embellecieron el mucho más famoso complejo de templos de Tiahuanaco [ 8 ], al sur del lago Titicaca, en la actual Bolivia, así como, si quisiéramos ir más allá, en algunos de los antiguos santuarios rupestres construidos por los celtíberos, como el de roquepertuse [ 9 ], en el que se izaban cabezas de enemigos muertos en combate y otras talladas en la roca sobre dinteles líticos o de madera que, entre otras cosas, se parecen mucho a los que aún hoy se ven en los muros exteriores del templo de Chavín.

Todos tienen una estructura alargada en la parte posterior, la misma que servía para insertarla como un clavo en las paredes destinadas a su exhibición: de ahí su denominación utilizada por los arqueólogos de «cabezas-uñas». Se cree que originalmente estaban ubicados sobre los muros sur, este y oeste del templo de Chavín, en una fila horizontal y colocados uniformemente bajo cornisas de piedra tallada en bajorrelieve. Solo uno de estos aún permanece en su sitio original.

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Actualmente el Museo Nacional de Chavín conserva alrededor de 100 cabezas completas o casi completas. Las principales rocas utilizadas para su producción fueron toba volcánica (81%), caliza (15%) y arenisca (4%). González-Ramírez indica que la elección de la toba volcánica se debe a su abundancia en la zona, su buena trabajabilidad y su alta porosidad, que facilitan tanto su movimiento como el trabajo de corte.

Ellos sienten representaciones de seres míticos, con rasgos antropomórficos (% 51), zoomórfico (45%) (de felinos y serpientes) y ornitomorfos (4%) (de aves). No pocas veces, como también ocurre en la Estela Raimondi, la los elementos ofidios se encuentran mezclados con los felinosen primer lugar con los siempre presentes colmillos de jaguar, para subrayar con toda probabilidad la experiencia de "confusión" y "mezcla" de las formas que el chamán, una vez que tiene acceso al Inframundo, experimenta de primera mano. Generalmente los ojos se representan como circulares y muy abiertos y los boca felinomorfa (de felino) con colmillos, o a veces ornitomorfo con un pico Algunas tienen adornos de serpientes, en forma de cabello, y protuberancias que simulan crestas sobre la cabeza.

Museo Chavín, fotos vía web.

Una de las particularidades de estas cabezas líticas son las líneas que se pueden interpretar de la misma manera que tatuajes faciales del tipo de los de los maoríes de Nueva Zelanda [ 10 ], una tribu que, entre otras cosas, una vez se dedicó a la decapitación ritual del enemigo durante las guerras y a la preservación de su cráneo a la manera de los antiguos siberianos y germanos. No obstante, las líneas antes mencionadas también pueden interpretarse como líneas laberínticas, siguiendo el ejemplo de Dios demonio babilónico Humbaba — el guardián divino del “Bosque de los Cedros” ubicado en la “Montaña que da vida”” — típicamente representado con un “cara laberíntica” que recuerda a los intestinos [ 11 ].

Otras cabezas de piedra recuerdan más a las mayas y aztecas que representan cráneos sin piel, con ojos hundidos y expresiones ahora aterradoras ahora sonriendo de manera enigmática. Algunos tienen un parecido sorprendente, en su deformidad y extrañeza, a algunos Sheela-na-concierto irlandesa o a algunos Hombre verde o gárgolas con una expresión similar, muy difundida en innumerables iglesias medievales de la zona celta, y quizás aún más a las calabazas y nabos tallados con motivo de la fiesta de los muertos, es decir los "antepasados" de las actuales calabazas de Halloween, representando "los muertos cabezas”.

Julio Tello logró identificar y recuperar, entre 1919 y 1941, un total de 42 cabezas incrustadas inicialmente en la fachada del templo. Para albergar estas y otras piezas arqueológicas Tello había habilitado un museo, pero lamentablemente estas cabezas han desaparecido todas en elinundación de 1945 que afectó el sitio arqueológico; razón por la cual hoy en día solo se pueden ver en el museo algunas réplicas de las cabezas originales que fueron descubiertas por Tello.

Posteriormente, durante las excavaciones realizadas en el yacimiento desde la década de 60 hasta el 2000, se recuperaron otras cabezas. El último descubrimiento data de julio de 2013: arqueólogos John Rick y Luis Guillermo Lumbreras han anunciado el hallazgo de dos cabezas casi intactas, en buen estado, que fueron enterradas en un pasillo muy estrecho y debieron caer junto con la pared en la que estaban clavadas, a raíz de un terremoto que se cree que ocurrió alrededor del año 200 d.C. Miden Mide 103 cm de largo por 39 cm de ancho y 43 cm de alto, y cada uno pesa aproximadamente 250 kg.


Nota:

[ 1 ] Véase MARCO MACULOTTI, Tras las huellas del chamanismo andino. Un ritual de sanación en el norte del Perú, sobre "Golem" n.1/2021.

[ 2 ] Véase MARIO POLIA, La sangre del cóndor. Chamanes de los Andes, Xenia, 1997.

[ 3 ] Véase PETER T. FURST, Alucinógenos y cultura. Las drogas sacramentales en las grandes civilizaciones mesoamericanas, editorial Cesco Ciapanna, 1981.

[ 4 ] Véase MARCO MACULOTTI, El Ángel del Abismo. Apolo, Avalon, el Mito Polar y el Apocalipsis, Ediciones Axis Mundi, Milán-Soresina 2022.

[ 5 ] Véase MARCO MACULOTTI, Viracocha y los mitos de origen de la tradición andina, en "Atrium" n.1/2021, Última Cena Pitagórica Adytum; IDENTIFICACIÓN., Viracocha y los mitos de los orígenes: creación del mundo, antropogénesis, mitos fundacionales; Pachacuti: ciclos de creación y destrucción del mundo en la tradición andina.

[ 6 ] Ver DNI., Humanidad antediluviana, gigante, "suave".

[ 7 ] Ver identificación., “Altiplano”: los dolores de la Pachamama y el Anima Mundi.

[ 8 ] Ver DNI., El enigma de Tiahuanaco, cuna de los Incas e "Isla de la Creación" en la mitología andina.

[ 9 ] Véase J. LUIS MAYA GONZALES, Celtas e íberos en la península ibéricaLibro Jaca, 1999.

[ 10 ] Véase MARCO MACULOTTI, Historia secreta de Nueva Zelanda: de la tradición oral al análisis genético.

[ 11 ] Véase KAROLY KERENYI, En el laberintoBollati Boringhieri, 2016.

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