Viracocha y los mitos de los orígenes: creación del mundo, antropogénesis, mitos fundacionales

di marco maculotti


Hemos puesto la mira en este ciclo de ensayos catalogados como "Cuadernos Andinos" centrarnos en los aspectos más significativos de la tradición del antiguo Perú, que era mucho más extensa que la actual, incluyendo también partes de Ecuador, el norte de Chile y Bolivia. Habiendo tratado previamente la doctrina de los "Cinco Soles" y Pachacuti [cf. Pachacuti: ciclos de creación y destrucción del mundo en la tradición andina] Analicemos ahora la principal figura numinosa del panteón andino: el dios creador Viracocha (o Wiracocha o Huiracocha). A los efectos de esta investigación utilizaremos principalmente las crónicas antiguas (Garcilaso Inca de la Vega, Sarmiento de Gamboa, Cristóbal de Molina, Bernabé Cobo, Guaman Poma, Juan de Betanzos, etc.) y el manuscrito de Huaru Chiri, traducido recientemente, que iremos integrando de vez en cuando con los relatos del folclore rural (cotejados por el antropólogo Mario Polia) y con algunas de las hipótesis más recientes, si cabe destacar.

Hay que decir, en primer lugar, que Viracocha ya era considerado por los pueblos preincas como el creador del mundo y del género humano: su figura era, con toda probabilidad, una reelaboración de la primera divinidad de los antiguos habitantes de Tiahuanaco, el llamado "Dios de Bastos", o de cetros (de hecho, sostenía dos cetros de oro, como aún hoy se puede ver en su representación en la Puerta del Sol de Tiahuanaco). S.ulla costa fue referida como Pachacamac ("Creador de la tierra y el tiempo"); entre sus epítetos registramos también los de "Esplendor Original" y "Señor (Maestro) del Mundo", que lo sitúan sin lugar a dudas en el contexto funcional de los dioses primordiales [cf. El dios primordial y triple: correspondencias esotéricas e iconográficas en las tradiciones antiguas]. Al respecto, podemos agregar que según Juan Santa Cruz Pachacuti Viracocha se representaba con un disco dorado ovalado que simbolizaba el huevo primordial, al igual que el Ra egipcio, mientras que según Cristóbal de Molina su imagen se reproducía en un disco dorado. estatua con la semejanza de un niño de diez años que tenía un brazo levantado en actitud de bendición, imagen que recuerda la Puer divina de los Misterios de Eleusis, así como la posterior bendición del niño Jesús también.

Es interesante recordar que el culto de Viracocha a menudo entraba en conflicto con el de Inti, dios del Sol; esto provocó bastantes desacuerdos, incluso violentos, entre los reyes incas (de ahí el poder real) y la casta sacerdotal. De ahí podemos entender cómo Viracocha debió ser, en la cultura preincaica de Tiahuanaco, mucho más que un dios solar, probablemente un dios conectado a un polo inmutable superior incluso a la propia estrella helíaca, quizás la Cruz del Sur, aunque algunos estudiosos también la hacen corresponder, como Quetzalcóatl en México, al planeta Venus. Y por otra parte se dice que fue Viracocha quien creó al Sol, luego de haber surgido de las oscuras aguas que existían al principio de los tiempos; también creó todo el cielo, con la Luna, las estrellas, los planetas y la tierra. Posteriormente siempre fue él quien moldeó, en las diversas eras del mundo, las distintas humanidades, incluida la actual, su última creación que siguió al aniquilamiento de los gigantes del "Cuarto Sol".

Para concluir esta introducción, quizás no deje de tener interés en señalar cómo-de manera similar a Garuda, que sirve de vehículo a Viśnu en la tradición india, Viracocha tenía un compañero alado, el pájaro Inti, un conocedor del presente y el futuro (en esto también recordando a Huginn y Muninn, los dos cuervos enviados por Odin / Wotan alrededor del mundo para contarle cualquier hecho que sucediera en todos los rincones del mundo). Sin embargo, no puede ser casualidad que el nombre del mensajero de Viracocha sea el mismo que el del dios sol: Inti. Evidentemente, este mito transmite un concepto que ya hemos planteado anteriormente, a saber, que Inti (el Sol) fue originalmente considerado como una especie de mensajero de un dios superior y primigenio, jerárquicamente superior a él en el panteón andino: Viracocha, de hecho, el "polo inmutable" del que se desprende toda la creación del cosmos, y que después de la creación humana se retira al mundo invisible, convirtiéndose en un Deus otiosus. A lo largo de los siglos, su culto será suplantado en todas partes por el del dios solar, especialmente tras la llegada de los primeros gobernantes incas míticos.

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La "Puerta del Sol" de Tiahuanaco, Bolivia.

Cosmogonía andina: la creación del mundo

Al principio de los tiempos todo estaba inmerso en tinieblas, los planetas y las estrellas aún no habían llegado a existir: de esta oscuridad primordial, océano indiferenciado, emergió el dios creador Viracocha (cuyo nombre también puede traducirse como "espuma de mar", tal vez para indicar el dinamismo de la ola sobre la superficie tranquila del mar como símbolo del movimiento original, del movimiento primordial que pone en acción la creación). En el cap. 15 del manuscrito de Huaru Chiri, disponible en italiano gracias a una edición reciente editada por Liliana Rosati (La verdadera historia de Huaru Chiri), se lee:

“Dicen que Cuniraya Huiracocha existe desde tiempos muy antiguos. Antes de él no había nada más en este mundo. Fue él quien primero animó las montañas, los árboles, los ríos, toda clase de animales y hasta los campos para que fueran cultivados para que el hombre pudiera vivir”.

Sabemos que los hombres lo adoraban diciendo: "Tú que animas al hombre y a la tierra, todo es tuyo, tuyos son los campos, tuyos son los hombres."[Cap.1].

De este Viracocha primordial habló el cronista Juan de Betanzos, quien lo describió así:

"El dios creador que, emergiendo del lago Titicaca al principio de los tiempos, creó la primera raza humana, identificada por las crónicas como una raza de gigantes que, tras vivir un tiempo en tinieblas, provocaron la ira de su creador que puso un puso fin a su civilización con una inundación y transformó a los sobrevivientes en estatuas de roca ",

como las que aún hoy pueden verse en el sitio sagrado de Tiahuanaco, en el lago Titicaca, en el actual territorio boliviano [Urton, op.cit., pags. 35]En relación con esta tradición legendaria, varios cronistas de los siglos XVI y XVII narran que los monolitos existentes en Pucará y Tiahuanaco fueron "reportados por sus informantes como los testigos petrificados de la existencia de estas primeras épocas"[Salazar Cusco y el Valle Sagrado de los Incaspags. 20]. En el famoso informe del padre Arriaga "La erradicación de la idolatría del Perú”(1621) leemos: “También adoran los picos, las rocas y también algunas piedras muy grandes y les rezan, llamándolos por nombres particulares; y tienen sobre estos mil fábulas y metamorfosis, porque antes de convertirse en piedra eran hombres".

Habiendo eliminado a la humanidad anterior, Viracocha inició una creación posterior al llamar a la existencia a las luminarias celestiales y, solo después de esta acción, creó una segunda raza humana, modelando las rocas presentes en las orillas del lago Titicaca. Aquí es necesario hacer una nota de carácter mítico que será bueno tener en cuenta a la hora de leer el "Cuadernos Andinos" (sobre todo cuando pronto hablaremos del lugar sagrado de Tiahuanaco) [cf. El enigma de Tiahuanaco, cuna de los Incas e "Isla de la Creación" en la mitología andina]: El lago Titicaca representaba en la espacialidad sagrada andina el fin del mundo conocido, más allá del cual nada existía. En el cap. 22 del manuscrito de Huaru Chiri se dice:

“Probablemente los Incas creían que el mundo terminaba en el Titicaca y la laguna inferior, en los lugares llamados Pachacamac. Más allá de eso, ya no había ni un solo pueblo y, tal vez, no existía nada”.

En este manuscrito se confunde la figura del dios creador con la de Pariacaca, literalmente "roca calentada" [Rosa, Op. cit., pags. 59], que parece ser de vez en cuando un 'doble', un 'hijo', un 'mensajero' y sobre todo una 'emanación' del primordial Viracocha/Huiracocha. Si por el momento puede parecer extraño, esperamos dar más aclaraciones en los próximos párrafos.

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Tres Viracocha, tres funciones

De hecho, debemos notar que al analizar cuidadosamente las crónicas y leyendas antiguo, pareciera que por "Viracocha" entendemos por lo menos tres tipos de figuras (más o menos) míticas:

  1. uno divino, el dios creador Viracocha de la cosmogonía andina;
  2. uno llegendario, el héroe cultural Viracocha con características físicas caucásicas, de la que los nativos esperaban el regreso, que algunos estudiosos modernos (ver Pierre Honoré) han llamado el Dios blanco; y finalmente,
  3. uno histórico, el Inca Viracocha, octavo gobernante de Tahuantinsuyu, apodado "el Inca blanco" porque él también de piel y pelo muy claro (según Garcilaso Inca, que pudo ver la momia, "blanco como la nieve").

A ellos, la tradición les reconoce sus respectivas funciones:

  1. La Viracocha divino, dios creador, al principio del tiempo le habría dado vida al Sol, a la Luna, a todas las luminarias celestes ya distintas humanidades (una por cada “Sol”, es decir, por cada ciclo) entre las cuales la última es la raza humana actual;
  2. La Viracocha legendario vendrá en tiempos antiguos del Oriente, civilizaría a una humanidad primitiva y salvaje, enseñándole todas las artes, ciencias y conocimientos técnicos, y finalmente partiría con la promesa de volver; 
  3. La Viracocha histórico, el octavo Inca del imperio, fue en tiempos historicos muy hábil estratega militar e importante reformador religioso dotado de clarividencia: suyo fue el sueño profético sobre la futura llegada de los españoles [cf. Historia secreta de la conquista del Perú: el sueño profético del Inca Viracocha y la venida de los españoles].

Una comparación con Quetzalcóatl

Debemos notar que incluso en la tradición mexicana [cf. Una lectura cosmogónica del panteón de la tradición mexica, en una perspectiva de sincretismo religioso] (primero tolteca y luego azteca) se puede encontrar en los mitos sobre Quetzalcóatl la tripartición anterior. De hecho, encontramos:

  1. A Quetzalcóatl divino, la "serpiente emplumada”, Creador de la  mundo; 
  2. A Quetzalcóatl legendarioun héroe civilizador de tez blanca y barba larga; y finalmente, 
  3. A Quetzalcóatl histórico, el sexto gobernante del imperio tolteca, también de piel blanca y barba.

En Yucatán, pues, entre los mayas, se duplica la figura legendaria del “Dios Blanco” Quetzalcóatl, entregando al panteón local por un lado a un mítico reformador religioso, maestro de las cosas divinas (itzanna), por el otro un soberano igualmente mítico y un guerrero invencible (Kukulcán).

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Una representación del Quetzalcóatl "histórico".

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La tripartición funcional que acabamos de hacer entre los tres 'tipos' de Viracocha nos ayudará a comprender mejor el mito relativo a la creación de los primeros ancestros andinos y, posteriormente, su civilización por figuras míticas que aparecen como 'emanaciones' de los Viracocha. nativo de. De hecho, según la tradición, se trata de la Viracocha primordial (divino) para moldear los prototipos de la humanidad actual en la roca (o arcilla) e infundirles el "aliento" (equivalente a pneuma Helénica, el espíritu vital), pero será / será el Viracocha (s) legendario (su mensajeros/emanaciones) a llamar a la existencia los "miembros-simiente" así formados, durante el mítico viaje de fundación del Tahuantinsuyu. En nuestra opinión, la figura de Pariacaca (o mejor de las cinco Pariacacas) de las que acabamos de hablar y de las que hablaremos mejor a continuación. Por el momento, esta frase extraída del cap. 16 del manuscrito:

"Pariacaca, nacido de cinco huevos, era hijo de Cuniraya [otro nombre de Viracocha, Nda] y en realidad estaba formado por cinco hermanos.

Fueron estos "cinco hermanos", nacidos de cinco huevos, los misteriosos 'mensajeros' del dios que adoctrinaron e 'iniciaron' a la raza humana primitiva en las artes, las instituciones religiosas y civiles, etc. El supremo Viracocha, creador del mundo, después de haber moldeado la forma humana se retira al éter, como suele hacer el dios supremo y primordial de toda cosmogonía antigua (pensemos en Urano para el contexto europeo, Varuna para el indio, un Wakan-Tanka para nativos americanos, etc.): se convierte, con la terminología de Eliade, en un Deus otiosus, dejando actuar a partir de este momento a sus agentes espirituales subordinados. Estos últimos, sin embargo, operan de acuerdo a sus órdenes y directivas, así como también llevan su propio nombre, ya que sus autoridad (es decir, función) derivan de la fuente primigenia del "poder sagrado", el dios primordial Viracocha: por ello pueden clasificarse (más que como mensajeros o hijos del dios) como sus emanaciones.

Sin embargo, hay que subrayar que en casi todas las versiones del mito de la antropogénesis sigue siendo la creencia según la cual la raza humana (actual) fue creada cerca del lago Titicaca y más precisamente en Tiahuanaco [cf. El enigma de Tiahuanaco, cuna de los Incas e "Isla de la Creación" en la mitología andina], para luego ser llamado en la superficie, en un tiempo posterior, en las cuatro esquinas del Tahuantinsuyu: las crónicas de Martín de Murúa y Guaman Poma, así como las de Betanzos, informan que los "semillas" de la humanidad del "Quinto Sol" Ellos viajaron bajo tierra desde el lago Titicaca, o lugar donde fueron moldeados por Viracocha, hasta las cuevas de Pacaritambo, donde finalmente emergieron [Ibidem].

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Izquierda: tres en punto pacarinas en una ilustración antigua de Guaman Poma; derecha: el Pacaritambo.

El surgimiento de pacarinas

Una de las versiones más completas del mito es la reportada por Cristóbal de Molina. Su narración de los hechos comienza en una época en que la tierra estaba poblada por la primera raza, la de los gigantes; luego vino un terrible diluvio, cuyas aguas cubrieron todo en la tierra excepto los picos de las montañas más altas. Los únicos sobrevivientes fueron un hombre y una mujer que, luego de que las aguas retrocedieron, fueron colocados por Viracocha en el lago Titicaca, cerca de Tiahuanaco. Posteriormente, los miembros originales de la nueva humanidad vinieron plantado como semi subterráneo (en barrancos naturales como cuevas y manantiales) durante un cierto período de tiempo, solo para ser más tarde llamado a la superficie (de la existencia potencial a la existencia real) y dividido en las cuatro regiones de Tahuantinsuyu [Urtón, Op. cit., pags. 36]. Según otros cronistas, los integrantes de la nueva humanidad estaban hechos de piedra (y no de maíz como los de Centroamérica); Entonces Betanzos:

"[Dicen que Huiracocha] hizo de piedra una serie de individuos [los miembros de la semilla, Nda], y un líder que los gobernaba y mandaba [i Pariacacas, s/da] y muchas mujeres encintas y otras que ya habían dado a luz (...) todo hecho de piedra (...) y así toda la gente del Perú y sus provincias allí en Tiahuanaco (...) y cuando hubo terminado formándolos, mandó que se fueran todos los que estaban con él”.

Desde aquí, yo bultos en piedra construida por el dios “viajan por el interior de la tierra y salen de los manantiales o manantiales de las provincias a donde estaban destinados” [Rosati, Op. cit., pags. 32]. De cualquier manera, todos coinciden en que la humanidad andina surgió de pacarinas (del verbo pacary, "Subir, aparecer, emerger"), es decir de fuentes de agua, montañas, lagunas, gracias a una sola deidad creadora [Ibidem, pags. 30], ahora (principalmente al sur) llamado Viracocha / Huiracocha / Cuniraya, ahora (en la costa del Pacífico) llamado Pachacamac. Así escribe Mario Polia, un antropólogo que cuenta con décadas de estudios de campo sobre el territorio andino [Polia, La sangre del cóndor, pags. 149]:

"Los linajes primitivos de los hombres nacieron de cuatro [según otros mitos tres, Nda] cuevas abisales, las Cavernas del Amanecer (paqarina), después de que las formas de cada uno de los linajes fueran moldeadas en barro o talladas en piedra por Wiracocha, el Entrenador, que sopló su aliento en ellos ".

Las cuevas de donde surgieron los ancestros de la humanidad del “Quinto Sol” están ubicadas a unos 33 km. al sur del Cusco, en un lugar llamado Pacaritambo ("Casa del amanecer" o "lugar de origen"), cerca de la montaña Tambo T'oco ("Casa de la ventana"). Aquí, como cuenta el mito (Sarmiento de Gamboa, 1572), hay tres barrancas: los antepasados ​​de los Incas, en número de ocho (cuatro hermanos y cuatro hermanas) salían de la cueva central, Capac Toco (“ventana rica”). . De las dos cuevas laterales, llamadas Maras Toco y Sutic Toco, nacieron otras dos humanidades que luego se convirtieron en aliadas (subordinadas) de los Incas. Los tres linajes, como ya hemos mencionado, fueron llamados a la superficie por Con Tiki Viracocha. En estas creencias vemos fundamentos mitológicos comunes a las narrativas tradicionales de todo el ámbito americano, y en particular a ese particular cuerpo de relatos míticos que se catalogan bajo el nombre de "mitos de emergencia" [cf. Los "mitos de emergencia" en las tradiciones de los nativos americanos].

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Los antepasados ​​primordiales: los orejones

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Estatuilla de oro que representa a un Orejona, Cultura Inca.

Los nombres de los ocho hermanos y hermanas "simiente" de los Incas, según relatan las crónicas de Sarmiento de Gamboa, son: Ayar Manco (Capac), Ayar Auca, Ayar Cachi, Ayar Uchu; Mama Ocllo, Mama Huaco, Mama Ipacura / Cura, Mamam Raua. Ayar es un término quechua que deriva de aya ("Cadáver") y que permite establecer una conexión lógica entre los ancestros míticos del linaje Inca y las creencias acerca de la sacralidad de los restos momificados de los ancestros reales, guardados y venerados en una sala especial del templo del Sol en Cusco [Urtón, Op. cit., pags. 47], costumbre sagrada que vincula la cultura inca con otras civilizaciones 'solares' como las del antiguo Egipto y la Roma imperial, donde el culto al emperador estuvo muy vivo (naturalmente durante y después de su partida).

Estos miembros-simiente de la nueva raza humana, que emergerán del subsuelo solamente a raíz de la salida de Viracocha del plano terrestre, serían los llamados orejones ("Orejas grandes"), el primer inca mítico del que descenderán todos los soberanos del imperio andino [Ibidem, pags. 39]. Esta denominación deriva de la costumbre, común a los miembros de la casta más alta, de darse a sí mismos una señal de dignidad real agujereándose las orejas y al mismo tiempo estirándolas. Incluso las estatuas de Rapa Nui (es decir de lo que ahora se llama Isla de Pascua) tienen esta característica física, cuyo propósito sería señalar a los seres representados como figuras poderosas, soberanas, tal vez divinas. Curiosamente, esta costumbre también parece estar testimoniada al otro lado del mundo, en la iconografía budista de India y China, donde el Loján (santos) también tienen orejas grandes y alargadas, probablemente por un método similar al de los incas.

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Mito fundacional del Qosqo

Según las narraciones míticas, pronto surgió la discordia entre los cuatro antepasados ​​primitivos (y sus cuatro hermanas): unos fueron eliminados por los otros. Aunque las luchas internas ocurren según la tradición a pocos kilómetros del Cusco, solo Ayar Manco y Ayar Anca llegarán al actual Qosqo; entre las hermanas, solo Mama Occlo está destinada a convertirse en la progenitora de la dinastía Inca, casándose con su hermano Manco. Ayar Anca, por su parte, debe sucumbir como "antepasado rebelde", exactamente del mismo modo que Remo, tras haber violado los límites sagrados de la ciudad, fue asesinado por su hermano Rómulo. Como en el mito romano, nos encontramos en un relato mítico fundacional, basado en la competencia entre dos hermanos por la consecución de la soberanía. Manco y Anca, en efecto, habían recibido del Sol, su padre, una barra (o un cetro) de oro: donde estaba clavada en la tierra, debía levantarse el Qosqo, elombligo del futuro imperio Inca. Varios intentos fracasan, hasta que finalmente Ayar Manco logra hacer penetrar la vara de oro en la tierra fértil, en la que a partir de ese momento será posible sembrar maíz. Ayar Anca, culpable de haberse burlado de su hermano en intentos fallidos, es castigado por Manco quien, después de haber clavado el cetro en el suelo, lo extrae para romperle el cráneo a su hermano.

El cetro y elAxis Mundi

Arquetípica podemos identificar en el mito fundacional del Qosqo una peculiaridad propia de este tipo de relatos sagrados: el cetro/barra como símbolo delAxis Mundi, pivote del cosmos, que es izado ritualmente en el lugar elegido por el jefe designado (Ayar Manco). Al respecto debemos señalar cómo, en los mitos incas de las crónicas, Ayar Manco se convierte en Manco Capac: su nuevo nombre deriva del verbo quechua capay ("Mide con las palmas") y por lo tanto sería "el que mide con las palmas": en otras palabras, una re-actualización de la función del dios primordial Viracocha, quien también con sus cetros, representación de lo cósmico eje, ordenó el Mundo. El punto donde Manco planta su cetro se convierte en el centro del imperio, y de hecho ese fue exactamente el papel histórico del Valle Sagrado del Cusco, punto de cruce de las cuatro regiones del Tahuantinsuyu, "Ombligo del mundo" Inca. Ayar Manco, enarbolando la vara de oro (principio sagrado viril, vertical) en la fértil tierra peruana (Pachamama, la diosa ctónico-telúrica de la mitología andina, principio sagrado femenino, horizontal), conduce al mundo a un nuevo orden: se completa el cruce entre el sagrado masculino y el sagrado femenino y la rebelde Anca, símbolo de la entropía y oscuridad de la indiferenciación como Remo, sucumbe precisamente cuando se cumple este nuevo orden, mediante la ejecución del gesto ritual prescrito por el padre Sol.

Un análisis completo de otros mitos similares nos llevaría demasiado lejos; aquí basta, para hacerse una idea, poner como ejemplo el del rey Arturo, que conquista el soberanía extrayendo un espada, el mítico Excalibur (también, como la barra/cetro de oro de Manco, símbolo vertical delAxis Mundi) atrapado en un roccia (que simboliza la materia 'femenina'; epperò donde la tierra del mito andino era fértil, siendo un mito fundacional, aquí el principio telúrico en forma de roccia por el contrario, se denota como árido, casi como para transmitir la idea de que, hasta la llegada de Arthur, el soberanía poner como "congelado"). Por otro lado, desde el mismo nombre, el propio Arthur se presenta como una representación del "polo inmóvil", ya que su nombre deriva de Arktos, término griego que puede traducirse como "oso" y que míticamente se relaciona con las constelaciones de la Osa Mayor y la Osa Menor, que en la antigüedad hacían su revolución alrededor del Polo Norte Celeste, la estrella polar primordial, alfa-drakonis. Arturo, por tanto, en otras palabras, no sería otra cosa que la representación mítica, en las sagas bretonas, del "Señor del Polo", del mismo modo que el chacravarati, el indo-tibetano “Señor de la rueda”, de Ayar Manco en el relato de la fundación inca y de Rómulo en el mito romano equivalente.

Finalmente, cabe señalar que Ayar Manco se limita básicamente a actualizar un gesto ejemplar que en illo tempore fue hecho por los dioses; es decir, en la tradición andina se representa con un cetro de oro en la mano a todo personaje mítico que desempeñó un papel ordenador o fundador. Recordemos en efecto que el mismo Viracocha fue llamado "Dios de los palos" y que el mismo Viracochas del mito de la fundación de la Tahuantinsuyu fueron descritos como gobernantes con cetro, a la vez símbolo de soberanía y, como hemos visto, de axialidad. Una de las denominaciones de Viracocha fue Damos, que en quechua significa "portador de palos". Considerando a Viracocha como la deidad axial delAxis Mundi que une los tres mundos de la cosmología andina, algunos proponen para el nombre de Viracocha la traducción de "plano inclinado del mar" y ven en su figura al "Señor del Molino Celestial" que muele las edades del mundo a través de ciclos cósmicos, él solo inmóvil e imperturbable en su axialidad polar, solo él es inmune al movimiento, al cambio y al fluir del tiempo regido por él [cf. Santillana / Dechend, molino de hamlet]. Desde este punto de vista, Viracocha recuerda también al Aión helénico y al Saturno del mito celto-romano, regente de la "Isola dei Beati" u Ogigia o Avallon, un oasis celestial fuera del tiempo y del espacio donde no existe la divinidad [cf. Apolo/Kronos en el exilio: Ogigia, el Dragón, la "caída"].

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Mapa de la Tahuantinsuyu (Urtón, mitos incas).

viaje de fundación de la Tahuantinsuyu

Se trata de la fundación de la ciudad del Cusco. En cambio, el mito de la fundación de los cuatro agua, o más bien de subdivisión del territorio andino en cuatro partes (agua), en cuyo centro estuvo la capital Qosqo, reconoce como fundadores a los mismos Viracochas, emanaciones del dios primordial a quien también se le atribuye haber civilizado a los primeros ancestros. Ya hemos mencionado cómo, tras la creación de la nueva humanidad (cuya semi yacía bajo tierra), Viracocha envió a sus 'mensajeros' (o emanaciones de sí mismo mismo) en las cuatro esquinas del territorio. Estos últimos inicialmente emprendieron su viaje desde el lago Titicaca en dirección nororiente, rumbo al Qosqo donde llamaron a la existencia a Ayar Manco y sus hermanos y luego continuaron el viaje a través del cual ritualmente dieron existencia a las cuatro regiones del Tahuantinsuyu durante algún tipo de viaje primordial de fundaciónI viracochas, llegando cada cierto tiempo a los diversos rincones del territorio, ordenaron emerger del subsuelo a los "miembros-simientes" de los nuevos linajes, poblando así el territorio del futuro imperio con los ancestros primordiales anteriormente moldeado por la deidad suprema [Urton, Op. cit., pags. 37]

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A veces se confunden las figuras míticas de Viracochas y los ancestros primigenios. En su Comentar, Garcilaso relata así el mito del comienzo de nuestro "Sol": después de que se retiraron las aguas del diluvio (eq.así después de la destrucción del mundo de la era anterior a la de la creación del hombre, es decir, la era de los gigantes), apareció en Tiahuanaco un "hombre sin nombre": era tan poderoso que dividió el territorio en cuatro partes, asignando un soberano a cada una de ellas: Manco Cápac tocaba la región norte, Colla la sur, Tocay la oriente y Pinahua el oeste. Este "creador de Tiahuanaco" ordenó entonces a sus cuatro subordinados que extendieran su dominio en las cuatro direcciones que les habían sido asignadas, sometiendo a los pueblos que allí habitaban [Urton, Op. cit., pags. 40]. En realidad, aquí Garcilaso parece confundir el mito de la fundación del Tahuantinsuyu con el del Qosqo: es en realidad el norte de la capital el que pertenece al señorío de Manco Capac, al igual que su esposa Colla (o Mama Occlo) pertenece a el sur. Quizás tengamos la oportunidad de hablar de esto en el futuro, tratando más de cerca la "cosmovisión dual" de los Incas, como la define el prof. peruano Aurelio Carmona Cruz (cf. La cosmovisión dual de la tinta).

Igualmente 'nebulosa' es la versión relatada por el cronista jesuita Bernabé Cobo, según la cual Viracocha, luego de haber creado en Tiahuanaco a los primeros integrantes de la nueva raza, los dividió en los cuatro grupos originales que luego formarían la Tahuaintinsuyú, asignándoles a cada uno de ellos ropas diferentes, su propio idioma, cantos sagrados y diferentes semillas y vegetales con los que alimentarse [Ibidem, pags. 36]. Si hemos mencionado el error de Garcilaso, probablemente Cobo confundió al primigenio Viracocha, dios creador y cosmócrata, con sus “mensajeros/emanaciones” enviadas a Tiahuanaco a principios del presente “Sol”, ya que hemos visto que fue el primero en proceder. con la antropogénesis y la deslocalización de los "miembros-simiente" en pacarinas, mientras que fueron los segundos en ocuparse de la civilización de los "cuatro grupos originales" de ancestros míticos. También Cieza de León, por su parte, cometió el error de Cobo, al describir a Viracocha como "un hombre blanco de larga barba blanca que apareció en el lago Titicaca mucho antes de la aparición del Inca"; importante héroe civilizador, educó a los indígenas en todos los campos de la cultura y la civilización. Él fue el creador de todas las cosas y ordenó a los hombres vivir en paz [Honoré, He encontrado al Dios Blanco, pags. 9].

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Cerámica que representa a Viracocha, cultura Mochica (preincaico).

Dos tipos de primordialidad

Se puede ver, en todas estas versiones del mito, con qué frecuencia los límites entre el dios creador Viracocha y el héroe cultural Viracocha se vuelven muy difusos; en efecto, como bien escribe Liliana Rosati [pp. 32-3] "el nombre Huiracocha designaba una serie de seres, divididos en padres e hijos, ligados al dios creador". En el manuscrito de Huaru Chiri [cap.8] se pueden leer frases como "cuando Pariacaca [= Viracocha], los cinco eran"Y" Pariacaca, que en realidad constaba de cinco personas"; pareciera, pues, que en esta segunda fase de la creación (la de la antropogénesis y fundación) la divinidad Viracocha/Pariacaca se articula en una serie de emanaciones o, mejor dicho, de diferentes aspectos de un mismo poder numinoso, previamente indiviso. Sin embargo, es evidente que los mitos fundacionales y civilizatorios se refieren a la viracochas-niños, siendo creación en illo tempore prerrogativa del Viracocha-padre. Al respecto, podemos distinguir, según la enseñanza de Eliade [La nostalgia de los orígenes, pags. 102]:

“Dos tipos de primordialidad: 1) una primordialidad precósmico e ahistórico, 2) y una primordialidad cosmogónico o histórico

Cuando analizamos los mitos fundacionales, en la tradición andina como en cualquier otra, nos damos cuenta de que ya no estamos en el ámbito "precósmico y ahistórico" de la creación primordial, sino en una situación -aunque igualmente mítica y "ejemplar"- necesariamente posterior, lo que no pasa en illo tempore, "Al principio de los tiempos", pero al principio de este "Sol". Si bien esta indicación temporal parece a primera vista referirse a los albores de los tiempos, sí nos permite enmarcar el mito en un tiempo histórico, es decir, al comienzo de la historia (o mejor dicho, de la historia de la humanidad actual), en es decir, el comienzo de nuestra era: estamos, precisamente, en pachakutí entre el cuarto y el quinto "Sol". Si, pues, al Viracocha que hemos definido divino los mitos de los orígenes "precósmicos y ahistóricos" (como los de la cosmogénesis) están conectados con la legendario en cambio, depende del cuerpo mitos que remiten a un tipo histórico primordial, como por ej. los mitos de la fundación y civilización de la humanidad en sus inicios de este "Sol".

Viracocha, el héroe cultural

De lo dicho anteriormente se deduce que los Viracochas / Pariacacas que hallaban ritualmente los cuatro espacios del Tahuantinsuyu, luego llamando a la superficie los "miembros-simiente" formados por el dios creador Viracocha, la figura del segundo Viracocha parece estar conectada, eso es lo que hemos definido legendario, el héroe cultural del que algunos autores han hablado como el "Dios Blanco" de la América precolombina, que aparece en numerosas mitologías del 'Nuevo Mundo' con los nombres más dispares (Viracocha, Quetzalcóatl, Kukulkán, Huitziton, Bochica, Votán, Guatán, etc.). Haciendo un análisis comparativo de los mitos de las diversas poblaciones amerindias, el investigador francés Pierre Honoré llegó a la conclusión de que “Viracocha representa para los Andes, Perú y toda América del Sur, lo que Quetzalcóatl es para México: el héroe deificado, que vino de el mar o surgió de las aguas, quien creó todas las cosas y promulgó leyes sabias. Hyustus, lo llamaban los aymaras, y aún hoy dicen que era rubio y de ojos azules” [Honoré, Op. cit., pags. 10]Asimismo, el culto de Huitziton, que luego se convertiría en el Quetzalcóatl de los aztecas: sería "vino de un país del este y de lejos, conducido por un rayo de sol de una tierra llamada Terra Rossa (…) Es presentado por las antiguas tradiciones toltecas como un hombre blanco de barba larga y vestido de blanco (…) Enseñaba agricultura, fundición de metales y trabajo de la piedra. Una era serena y pacífica extendida a todos los campos”[leonardi, Los orígenes del hombre, pags. 115].


Bibliografía:

  1. Aurelio Carmona Cruz, La cosmovisión dual de los perdedores Los incas (Ministerio de Cultura Cusco, Lima, 2013).
  2. mircea eliade, La nostalgia de los Orígenes (Morcelliana, Brescia, 2000).
  3. Pierre Honore, He encontrado al Dios Blanco (Garzanti, Milán, 1963).
  4. Garcilazo Inca de la Vega, Los Comentarios Reales del Inca (El Lector, Arequipa, 2008).
  5. evelino leonardi, Los orígenes del hombre (1937).
  6. Mario Polia, La sangre del cóndor. Chamanes de los Andes (Xenia, Milán, 1997).
  7. liliana rosati, La verdadera historia de Huaru Chiri (Sellerio, Palermo, 2002).
  8. Fernando E. Elorrieta Salazar y Édgar Elorrieta Salazar, Cusco y el Valle Sagrado de los Incas (Tankar, Cuzco, 2005).
  9. Giorgio de Santillana y Hertha von Dechend, molino de hamlet (Adelphi, Milán, 1983).
  10. gary urton, mitos incas (Prensa del Museo Británico, Londres, 1999).

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