Un análisis del sustrato simbólico -desde la catabasis en un Boston subterráneo realmente existente hasta el folclore preislámico de los Ghouls- del célebre relato de Howard Phillips Lovecraft modelo de pickman (1926), recientemente adaptada a uno de los episodios de la serie de televisión Gabinete de Curiosidades de Guillermo del Toro (2022), dirigida por el director Keith Thomas.
di Miranda Gurzo
Howard Phillips Lovecraft el escribio modelo de pickman en 1926, después de su regreso a Providence después de su matrimonio y al Estancia en Nueva York. De vuelta en su amada tierra natal después del enfrentamiento, que lo vio derrotado, con la despiadada sociedad moderna, Lovecraft se dirigió a Nueva Inglaterra para encontrar una nueva vida para su inspiración, debilitada por los años bastante improductivos pasados en la metrópolis. el marco de modelo de pickman es de hecho un Boston oscuramente transfigurado, que anticipa la pesadilla de Nueva Inglaterra en la que Lovecraft ambienta sus historias en los años siguientes.
La historia se cuenta a través de una estructura narrativa particularmente original. modelo de pickman de hecho, se desarrolla como un monólogo durante el cual el narrador, un tal Thurber, del que sabemos está bien versado en el medio artístico bostoniano, le cuenta al interlocutor, Eliot, la horrible aventura que le ocurrió al asistir Richard Upton Pickman, pintor originario de Salem, la ciudad de las brujas por excelencia, un artista de gran talento pero marginado de los círculos artísticos por su gusto por los escenarios horrendos y cementerios. Esta forma narrativa inusual puede parecer engorrosa, pero es una lectura muy fluida, en la que el lector puede identificarse fácilmente con Eliot y escuchar las lúgubres confesiones del narrador.
Es básicamente una historia sobre el arte, basada en la premisa, explicada al principio de la historia, que "solo el verdadero artista conoce la verdadera anatomía de lo terrible o la fisiología del miedo, el tipo exacto de líneas y proporciones que se conectan con los instintos latentes o recuerdos heredados del miedo, y el justo contraste de colores y efectos de iluminación que despiertan la dormida sensación de extrañeza”. Estas consideraciones de carácter estético encuentran eco en el ensayo contemporáneo Terror sobrenatural en la literatura (1927), en el que Lovecraft, examinando el vasto corpus literario de la ficción fantástica, se esforzó por resaltar los principios cardinales que subyacen a una reproducción eficaz de la emoción del miedo.
La historia menciona varios ejemplos de artistas dotados de las cualidades artísticas que Lovecraft reconoció en ellos. pintores cuyo arte despierta "los instintos latentes" del miedo: entre ellos podemos citar Goya, que produjo algunos de los ejemplos más memorables del arte "oscuro", Dorado, cuyos grabados Lovecraft empezó a apreciar desde niño gracias a la enorme biblioteca de su abuelo, que contenía varias obras ilustradas por el histórico grabador, y clark ashton smith, quien todavía es recordado hoy como uno de los miembros fundadores del llamado "Círculo de Lovecraft", y cuyos esfuerzos literarios y de artes visuales el Soñador de la Providencia apreció mucho.
Hay que decir que la historia en sí inspiró a otros artistas desde el principio, y esto no solo hoy en día que Lovecraft es universalmente reconocido como uno de los padres de la literatura moderna de terror sobrenatural. Desde que empezó a circular entre los amigos de Lovecraft modelo de pickman no dejó de impresionar a quienes lo leían, tanto que un amigo de Frank Belknap Long, Dean P. Phillips, creó una estatuilla del "Alimentación de necrófagos", el tema espantoso del cuadro de Pickman que da título a la historia.
Aunque es una historia corta y no una de sus historias más importantes, modelo de pickman contiene algunas pistas narrativas muy interesantes, así como temas seminales que encontramos en gran parte del corpus literario lovecraftiano. Uno de ellos es el de catabasis, el descenso a la oscuridad del inconsciente, que le viene a Lovecraft de una herencia inmemorial, tan antigua como el hombre, y que le influirá desde los inicios literarios más remotos. En 1898, con sólo ocho años, escribió la cueva secreta, en el que dos niños descubren que su sótano esconde la entrada a una cueva escondida, mientras La bestia en la cueva, escrita en 1905, ve al protagonista perdido en los túneles de la Mammoth Cave donde deambula una misteriosa criatura.
El descenso resurgirá constantemente en sus relatos: de La casa rechazada, La Transición de Juan Romero a El Templo, Hasta El montículo, el tema de un mundo subterráneo o submarino donde se esconden maravillas aterradoras es insistente y declinado en un sinfín de matices. El protagonista cae de vez en cuando en las mazmorras de un castillo, como en Las ratas en la pared, o en un sótano o una cueva, para hacer un terrible descubrimiento: los monstruos existen, y son incluso peores de lo que imaginamos en nuestras más oscuras fantasías.
Desde un punto de vista psicológico, el tema de la catábasis está conectado con el proceso interior de muerte y renacimiento, en el que el individuo está llamado a enfrentarse a sus monstruos interiores para vencerlos y "resucitar" como un hombre renovado. Es un motivo literario tan antiguo como el hombre, un verdadero arquetipo que no deja de inspirar a los artistas aún ahora que la modernidad con sus luces artificiales ha acaparado la terror ancestral de la oscuridad y los lugares subterráneos. Encontramos el tema de la catábasis en todas las culturas y en todas las latitudes, desde el mito clásico de Perséfone raptada por Hades y cautiva en el sombrío reino de los muertos, hasta su equivalente sumeria Inanna, hasta los mitos mayas de Xibalba, la nueve reinos subterráneos donde habitan las aterradoras deidades de la muerte.
Huelga decir que, dado el marco aterrador de la narrativa lovecraftiana, los protagonistas están excluidos de cualquier conclusión feliz: del enfrentamiento con estas fuerzas, si tienen la suerte de no ser aniquilados físicamente, solo pueden salir ilesos apelando a estoicismo y conciencia de la ridiculez del nicho insignificante ocupado por la humanidad en el vasto y aterrador edificio del universo, un universo que en la perspectiva del Soñador de la Providencia es despiadado, impersonal y desprovisto de un propósito último. Pero este no es el caso modelo de pickman que, como veremos, nos mostrará los otros dos destinos paradigmáticos menos afortunados de los desafortunados exploradores de lo desconocido.
El descenso a la oscuridad de Pickman (y de paso del narrador Thurber) tiene lugar en el North End de Boston, un área suburbana vieja y deteriorada que impresionó mucho a Lovecraft, quien la visitó varias veces. Lamentablemente, la siniestra ambientación de la historia no ha permanecido ilesa a medida que los años avanzaban y avanzaban. De hecho, leemos en el Carta de Lovecraft a Dwayne Rimel de fecha 14/01/34:
El modelo de Pickman representa el North End de Boston tal como era hace unos años, aunque muchos de estos viejos callejones enredados ahora han sido barridos por cambios cívicos: se han demolido casas antiguas y se han levantado vallas en el lugar de los almacenes de almacenamiento de mercancías. Todavía recuerdo cuando la ubicación exacta de la casa del artista en la historia fue demolida y quemada hasta los cimientos. Era 1927 y Donald Wanderei (cuyas historias probablemente conozcas, y que entonces vivía en su ciudad natal de St. Paul, Minnesota, aunque ahora está en Nueva York) visitaba el Este por primera vez. Quería ver el lugar donde se desarrolla la historia y yo estaba muy feliz de llevarlo allí, pensando que su siniestra rareza superaría sus expectativas. ¡Imagine mi consternación, entonces, al encontrar nada más que un espacio vacío donde antes se encontraban las viejas casas destartaladas y los callejones! Este hecho realmente me tomó desprevenido, porque todavía estaban allí hasta el verano anterior. Bueno, Wandrei tuvo que creer en mi palabra sobre lo que había allí antes, aunque todavía pudimos encontrar rastros del curso de la calle principal empedrada entre los muros de cimientos abiertos. Un año después todo estaba cubierto por un gran edificio de ladrillo…
Otras reminiscencias se encuentran en el carta a Robert Bloch del 9/05/33, en el que Lovecraft escribe al joven corresponsal que
…hasta fines de 1926 existió el patio enmarañado (calle Foster) que formaba el escenario…los meses siguientes fueron testigos de su demolición total, siendo arrasado todo el laberinto de casas antiguas de una cuadra a cada lado. Sólo quedaba la línea zigzagueante del callejón desaparecido, serpenteando entre las paredes del sótano a plena luz del sol, para sugerir la sombría extrañeza de la escena anterior. Efectivamente se han encontrado bajo las casas de este siniestro tramo antiguas pipas de uso inexplicable, probablemente su finalidad estuviera relacionada con el contrabando prerrevolucionario.
Las siniestras criptas y oscuros túneles que yacen bajo tierra en Boston de hecho, no son producto de la ferviente imaginación de Lovecraft, pero realmente existieron, y tal vez algunos de ellos todavía existen hoy. En el siglo XIX unos albañiles en plena faena descubrieron que en una casa del 453 de Commercial Street había un sótano donde un gran desnivel de piedra conectaba la bodega con un túnel que continuaba hasta Salem Street. Sin embargo, la galería estaba tapiada y no era posible saber hacia dónde conducía. El edificio fue demolido en 1906 sin que se supiera a ciencia cierta quién había construido el túnel. La vulgata decía que los túneles habían sido construidos para facilitar los negocios turbios de Thomas Gruchy, un corsario y contrabandista que en 1745 estableció su propia residencia en Boston, en Salem Street.
Es muy probable que Lovecraft se refiera a estos hechos en sus cartas y en la historia misma. Sin embargo, los negocios turbios de Thomas Gruchy no explican completamente la existencia de laintrincada red de túneles que perforan el subsuelo de Boston. Un escrito de 1817 menciona una galería adicional debajo de una casa ubicada en Lynn Street, mientras que la Guía AIA de Boston afirma que una casa histórica en Salem Street tiene un sótano en el que hay una arquivolta sellada que se cree que conduce al cementerio de Copp's Hill.
Lovecraft, sin duda, estaba al tanto de todos estos rumores. en la historia la Cementerio de la colina de Copp de hecho, se menciona con frecuencia: se nos revela que es uno de los fondos recurrentes de las obras morbosas de Pickman, quien suele retratar las fiestas abyectas de ghouls entre las lápidas. En un lienzo en particular, un grupo de criaturas que cacarean se acurrucan alrededor de un demonio que lee en voz alta una guía de viaje de Boston. El título de la obra, “Holmes, Lowell y Longfellow yacen enterrados en Copp's Hill”, implica que evidentemente los restos de los tres escritores debieron sufrir el repugnante apetito por la carne de cadáveres propio de los ghouls.
Lovecraft, a través de la voz de Pickman, también revela que ha realizado investigaciones sobre la historia del lugar cuando afirma que en el cerro ya existía un molino en 1632, así como es evidente que estaba al tanto de los frecuentes hallazgos de túneles o de la restos de túneles cuando le dijo a Pickman que "Casi todos los meses leemos que algún obrero, al demoler tal o cual edificio antiguo, se ha encontrado con arcos de ladrillo y pozos ciegos". Curiosamente, incluso una gran parte de los túneles subterráneos que el narrador Thurber siente repulsión y miedo ahora forman parte del mundo sombrío del Boston subterráneo, ya que los túneles ferroviarios que alguna vez discurrieron bajo tierra desde Park Street a lo largo de Tremont, Boylston y el distrito de los teatros han desaparecido. estado abandonado durante décadas y cerrado al acceso público.
Significativamente, no modelo de pickman actuar como guía del protagonista en las terroríficas entrañas de la tierra son ghouls, criaturas abyectas, antropomórficas pero con hocico canino, que tienen la repugnante costumbre de alimentarse de cadáveres. Desde la más remota antigüedad, el perro ha sido considerado un animal psicopompo, es decir, actúa como guía de las almas de los muertos en el más allá; basta pensar en el Cerbero de la mitología clásica, el Molosor de tres cabezas que guarda las puertas del Hades, o en el Anubis egipcio con cabeza de perro que escolta al difunto a la habitación de Osiris, donde su alma será pesada en la balanza de juicio.
En los siglos pasados estaba muy extendida creencia de que el diablo podía aparecerse a sus adoradores en forma de perro negro, y de hecho se conoce la leyenda que cuenta que el célebre ocultista Enrico Cornelio Agrippa iba siempre acompañado de un gran mastín negro, del que se decía que era un demonio familiar con rasgos caninos. Lovecraft ya había explotado la idea del sabueso sobrenatural en El sabueso de 1919, un cuento al estilo de Huysmans en el que dos ladrones de tumbas y buscadores de emociones bohemios decadentes son perseguidos por un perro sobrenatural después de violar el sacellum de un hechicero (tenga en cuenta que, irónicamente, en el idioma inglés, los ladrones de tumbas se llaman simplemente "ghoul").
Ne modelo de pickman sin embargo los seres monstruosos de las criptas no aparecen en carne y hueso; sin embargo, su presencia en la historia se hace aún más atroz por los retratos de las abominables criaturas que pinta el protagonista, de cuyos macabros detalles el lector aprende las morbosas peculiaridades de los ghouls que infestan los subterráneos de Boston. Lovecraft modeló a los habitantes de la cripta inspirado en el folclore árabe tomado de lecturas juveniles, como el vathek por William Beckford o Mil y una noches, traducido por Antoine Galland, en el que los ghouls se describen como demonios que acechan en los cementerios y lugares desiertos, acechando a los viajeros desprevenidos.. En árabe, la palabra "ghoul" o "ghul" significa literalmente "demonio". Ciertamente Lovecraft era consciente de ello, quien siempre elegía los términos que utilizaba y su etimología con sumo cuidado y destreza.
Unos años antes había escrito el resto Más allá del Muro del Sueño, un cuento en el que juega un papel importante la estrella Algol, cuyo nombre tiene el mismo origen ("al ghoul" que es "el diablo"). Desde tiempos preislámicos, se creía que los demonios eran parte de las filas de los genios, criaturas no humanas más afines a los reinos invisibles que al mundo material.; aunque tradicionalmente no tienen apariencia canina, algunas leyendas les atribuyen la capacidad de transformarse en varios animales, entre ellos chacales y hienas, conocidos por sus hábitos de sarcófago.
Si los ghouls del folclore preislámico eran probablemente más parecidos a espíritus incorpóreos, a menudo representados con rasgos similares a los de los demonios occidentales, en Lovecraft adquieren una fisicalidad repulsiva, que irrumpe con malicia burlona en los lienzos pintados por Pickman y descritos por el narrador con rara habilidad. En una inteligente sucesión de morbosas revelaciones, aprendemos de los detalles de las pinturas en el estudio de Pickman que los horribles ghouls tienen la costumbre de intercambiar sus crías con humanos recién nacidos: mientras que los niños secuestrados están destinados a asumir los hábitos e incluso la apariencia de ghouls, los bebés ghoul toman una apariencia humana pero no pierden su espíritu depravado y corrupto, esparciendo el mal y el vicio entre los hombres.
Este fenómeno se conoce como cambiante: según antiguas tradiciones europeas, los linajes de naturaleza no humana como las Hadas o los Little People han perdido o visto su capacidad de reproducirse a lo largo del tiempo e incluso de mantener un vínculo con el reino material. Para perpetuar su especie se creía que secuestraban a niños humanos dejando en su lugar a un pequeño de su descendencia demacrada o, en algunos casos, a un doble del niño secuestrado que, sin embargo, nunca habría sido como todos los demás, ya que de la ser humano posee sólo los rasgos.
Lovecraft tuvo la idea del intercambio sobrenatural de Arturo Machen, y más concretamente de la historia La novela del sello negro; en su ensayo Terror sobrenatural en la literatura, leemos que en los cuentos de Machen encontramos "la noción de que bajo los montículos y colinas pedregosas de Gales habita esa raza achaparrada, subterránea y primitiva cuyos vestigios han dado lugar a nuestras leyendas de hadas, duendes y personitas, y a cuyas intervenciones debemos prestar atención". atribuido a ciertas desapariciones inexplicables, y el reemplazo ocasional de recién nacidos normales con extraños cambiantes”. A estas informaciones siguió Lovecraft una síntesis de la mencionada historia de Machen, cuya trama se basa precisamente en uno de estos intercambios sobrenaturales.
El tema de la cambiante se fusiona, en esta historia, con otro topos propio de la ficción lovecraftiana: el del linaje contaminado por matrimonios ilícitos y antinaturales. De hecho, la historia alude a un antepasado de Pickman, ahorcado por brujería en Salem en 1692, a quien el artista quiso retratar con rasgos similares a los de los ghouls demoníacos, así como la similitud de Pickman con las criaturas abyectas. Por cierto, Lovecraft eligió los apellidos Pickman y Upton para caracterizar al protagonista de la historia ya que son apellidos típicos de Salem, queriendo así darle mayor verosimilitud a la historia; más tarde, cuando redactó la historia y cronología del Necronomicon, en 1927, Lovecraft vinculará para siempre el nombre del pintor sulfuroso al del tomo maldito que imaginó.
Las veladas pero escalofriantes alusiones a la ascendencia que huele a brujería del artista llevan al lector a suponer que La antepasada de Pickman es ella misma uno de esos demonios que sustituyen a los bebés en las cunas., y que por las venas de Pickman corre la misma sangre que los devoradores de cadáveres. Serán ellos, los abyectos ghouls de hocico canino, quienes guiarán al pintor en su descenso a la oscuridad, de la que nunca volverá a salir.
Ne modelo de pickman tenemos la representación perfecta de los dos posibles destinos que aguardan a quien se atreve a realizar el descenso. En el caso de Thurber, que narra la historia a su amigo Eliot, tenemos, si no exactamente la locura a la que están destinados muchos de los personajes de la pluma de Lovecraft, al menos una poderosa sacudida nerviosa que le impide descender al subsuelo. ambientes, tanto que incluso le impiden tomar el metro o incluso bajar al sótano. En este primer caso el individuo llamado a enfrentarse con lo Desconocido, lo totalmente otro, es incapaz de aceptar las revelaciones que el abismo le tiene reservadas y se retira horrorizado, con un equilibrio psíquico comprometido para siempre.
En el segundo caso, el explorador, representado aquí por Pickman, no sólo no tiene horror hacia lo que le ha revelado la catábasis, sino que reconoce en ella algo propio, que lo excluye para siempre del consorcio humano y social. Pickman, de hecho, desaparece en el aire, y está en La búsqueda del sueño del Kadath desconocido que averigüemos qué le pasó. Como era de esperar, abandonó los hábitos humanos para mudarse permanentemente al mundo ctónico habitado por ghouls, convirtiéndose eventualmente en uno de ellos:
Allí, sobre una lápida de 1768 robada del Granary Burying Ground de Boston, estaba sentado el demonio que una vez había sido Richard Upton Pickman. Estaba desnudo y gomoso, y había adquirido tanto de la fisonomía del demonio necrófago que su origen humano ya estaba oscurecido. Pero todavía recordaba algo de inglés y se las arreglaba para conversar con Carter en gruñidos y monosílabos, ocasionalmente ayudado por balbuceos de ghoul.
El segundo destino posible de quienes se enfrentan a la catábasis en el corpus literario lovecraftiano es, por tanto, la teratomorfosis o transfiguración: habiendo descubierto en sí mismo una naturaleza similar a la de los misteriosos habitantes de las tinieblas, el individuo renuncia a su naturaleza humana convirtiéndose en otra cosa, y permanece en una especie de estado oscuro o condición de muerte, si no física, al menos espiritual. Es lo que para usar la terminología de Arthur Machen, quien abordó este tema en varios relatos, podríamos llamar "reversión protoplásmica", una regresión de la evolución que conduce de nuevo a un estado caótico primordial, anterior al nacimiento del orden y la forma.
Es un caso que está más raramente presente en los relatos de Lovecraft, pero que siempre se expresa con notable potencia narrativa, y en este sentido el caso de La sombra sobre Innsmouth, en la que el protagonista aprende, primero con horror y luego con una especie de exaltación casi mística, que forma parte de un linaje que lo une a las criaturas abismales de la historia. En el caso muy similar de Pickman, la grotesca transformación del protagonista en un ghoul se presagia desde el comienzo de la narración, cuando el narrador Thurber recuerda que un conocido mutuo desarrolló una repulsión creciente hacia las facciones del artista que, “dijo, cambiaron a una forma que no le convenía", aderezado todo con oscuras alusiones a sus hábitos alimenticios.
Seducido por el abismo que ha explorado, es hora de que Pickman reconozca su origen oscuro y vuelva a conectarse con el mundo oscuro del que siempre ha sido parte. Por otro lado, como recuerda Thurber, “Él no era un ser humano en sentido estricto. Debe haber nacido en la oscuridad de lo desconocido, o debe haber encontrado la manera de abrir la puerta prohibida… ahora ha regresado a las sombras fabulosas que amaba explorar”.
NOTA
[1] Carta fechada el 22/08/34 a RH Barlow.
[ 2 ] http://sparechangenews.net/2015/07/bizarre-boston-the-secret-north-end-tunnels/
[ 3 ] https://youtu.be/yFIo-dBlmjs, https://www.wbur.org/news/2018/05/21/boston-subway-tunnel-scollay-adams
Referencias
HP Lovecraft, "El modelo de Pickman", en Los mitos del terror, Ómnibus Mondadori, 1990
HP Lovecraft, "El terror sobrenatural en la literatura", en Teoría del terror, Bietti Editore, 2018
hp lovecraft, Cartas a Robert Bloch y otros, Prensa del hipocampo, 2015
HP Lovecraft, "En busca del misterioso Kadath", en Todos los cuentos 1923-1926Óscar Mondadori, 1990
hp lovecraft, O Fortunate Floridan: Cartas de HP Lovecraft a RH Barlow, Prensa de la Universidad de Tampa, 2016
ST Joshi, Soy Providencia. Volumen 2: 1920-1928, Prensa de la Providencia, 2020
